martes, 29 de julio de 2014

Être et avoir, la vocación del pedagogo

Hay muchas reflexiones en el cine sobre la vocación pedagógica. Pocas, tan sutiles y delicadas, como Être et avoir (2002), de Nicolas Philibert, ese testimonio documental que aborda el tema de la clase con los niños más pequeños. 



Es el inicio de la temporada escolar. La nieve, el primer día; la imagen de los campesinos arriando vacas; las tortugas, que llegan al salon de clase aparecen con una carga algo simbólica. La tarea es lenta: hay que tener y mostrar paciencia. Lo que está afuera es el mundo: la nieve, el frío. Adentro el espacio de la clase es casi un refugio. Afuera hay un mundo amenazante, pero adentro el profesor ha creado un espacio en donde se puede escribir "mamá" y hablar de pesadillas, sin temor. 




El asunto de las primeras letras no es tan sencillo. El maestro que alienta la escritura con voz gentil. Preguntas central: qué es el pedagogo. Alguien que lleva de la mano a los niños a la escuela o que sale a pasear con ellos y que les habla del mundo. 




El pequeño grupo de trabajo: hay que conducirlos a todos, pero todos sin distintos. Y debe entonces repartir sus funciones: no un solo niño sino varios; no solo los niños sino los padres. 




El maestro ejerce un dominio pero no tiraniza a sus pupilos. Discute y habla de ese "dominio". Reflexiona con ellos o les ayuda a reflexionar.




Algunas pistas sobre este docente:

Reconocer el trabajo de los niños
Enseñarles el valor del compromiso
Crear un espacio de camaradería.
Hablar del futuro, de sus sueños.
Salir con ellos.
Compartir sus experiencias.
Estar a su lado.



Los retos de un docente: 
Establecer sus metas y las diferencias para cada uno de sus alumnos.
Ejercer una autoridad, no un autoritarismo.
La persistencia: todos los días la tarea inicia y al final llegan nuevos alumnos, en tanto otros se van a una nueva escuela.



Escuela, el salón de clase: es fruto no solo de los medios que otorga una institución o un Estado, sino también la invención de un maestro.
El ingreso al mundo de las reglas. Se discute sobre estas reglas, sobre los compromisos.
Las primeras letras. No se trata solo de escribir sino de ingresar a un mundo de símbolos
Los compromisos.


Detrás de escena, el maestro escribe, prepara, se prepara.



El maestro enseña lo fundamental: el compromiso, la posibilidad de cuestionarse; la posibilidad de evaluar las acciones propias y reconocer sus consecuencias. Ir al origen, a la causa y permitir cuestionar. 

Experimentar, puede ser algo tan sencillo o tan divertido como aprender a quebrar un huevo o voltear una torta; perderse en un trigal. No se trata solo de aprender a contar sino de poder seguir contando.