Comando, Control, Comunicación e Inteligencia
Matrix (1998), de los hermanos Waschoski, comprende una reflexión en píldoras de todas nuestras preocupaciones actuales: la amenaza de vivir en un mundo absolutamente artificial y la defensa, a ultranza, de la vida genuina. Nos ubicamos en un mundo post apocalíptico, después de la guerra final entre el hombre y las máquinas.
La película hace uso de una simbología sutil que apela sin problemas a elementos arcaicos: oráculos, nombres como Neo, Morpheus, Trinity, Sión (el nombre del Mother Board, el mismo nombre Matrix); apela a los lugares clásicos del relato: la travesía del héroe mítico, el héroe que no es todavía consciente de sus tareas (tipo Campbel), los nombres con sus alusiones mitológicas: griegas, cristianas y neocontemporáneas, en oposición a los agentes Smith que pululan por la cinta.
Matrix, la película en sí, con todo y sus comunidades virtuales, está con nosotros desde entonces de una manera mucho más real. Se comunica como una moda, un vestuario, una forma de caminar, un concepto narrativo, que desde entonces ya no se puede ignorar. Lo que más llama la atención es su misma complejidad como texto diverso en el que se combinan las preocupaciones genuinas del hombre contemporáneo y los estereotipos.
Matrix es un discurso seductor: expone una reflexión de corte ético y moral sobre la civilización contemporánea combinando vértigo e hiperviolencia. Junta un discurso fundamentado en la crítica a la modernidad (alienación del individuo, uso indiscriminado de las máquinas, deterioro del medio ambiente y del entorno vital del hombre), con la seducción por la velocidad.
En su trama se mimetizan filosofismos del tipo místico oriental (hay un fuerte orientalismo en la película, el orientalismo que se vende en bazares, que se exporta, que se pone de moda): la cuchara no existe, dice uno de los personajes (en la visita al Oráculo). A modo de ejemplo, se apela a textos en latín y frases del tipo: “conócete a ti mismo”, “como estar enamorado, el cuerpo lo sabe”.
La clave de la película está en esta mezcla de futurismo y vuelta atrás que pretende buscar la clave del futuro en un retorno a pensamiento arcaico. Refrenar los impulsos es negar la condición humana, dice uno de los personajes: cinco minutos después será baleado de manera inmisericorde por uno de los agentes: esa era también parte de la condición humana, parece replicar la máquina.
Algunos estereotipos de Matrix: personajes que retoman las mejores páginas de Vladimir Propp en torno a los roles actanciales y a la morfología del relato: el héroe no se reconoce, el héroe duda, el héroe cae, el héroe acepta su misión, el héroe comete errores imperdonables, el héroe se reconoce, el héroe recibe sus poderes, las tareas del héroe apenas comienzan.
Matriz, la película, impone y sugiere una idea insoportable: de acuerdo con la película hay un mundo real y un mundo virtual. No dudo de su repulsa a lo virtual; el problema está en creer, con fe ciega, en la radical y rotunda existencia de que existe la realidad, como algo dado de antemano, como un a priori. La película esto no lo pone en duda: por el contrario lo supone como algo deseable y lo impone como rescoldo moral.
Afirma Virilio en Cibernética o La política de lo peor, las nuevas tecnologías de la información comunican la idea de una humanidad unida, peor aun, reducida la uniformidad. La velocidad que en algún momento podría ser reconocida como un elemento positivo del progreso es hoy una limitación: no permite simplemente llegar más rápido al punto de destino sino que también proporciona qué ver y concebir. A la velocidad de las máquinas de hoy lo que vemos se reduce a un conjunto de lugares comunes: de clichés y estereotipos.
Ahora, lo peor: saber todo de todo en todo momento es uno de los objetivos de la guerra moderna. Desde sus orígenes la cibernética está vinculada a la idea de manejar, controlar (etimológicamente la palabra llega al español del francés cybernétique, y este del inglés cybernetics, que a su vez proviene del griego κυβερνητική, arte de gobernar una nave). El RAE define cibernética como el estudio de los sistemas de control y comunicación de los seres vivos y los de las máquinas; y en particular, el de las aplicaciones de los mecanismos de regulación biológica a la tecnología.
Decir que la guerra moderna es una guerra cibernética señala que se trata básicamente de una guerra por la información, como lo señala Virilio, se trata de la clave C3I: control, comando, comunicación, inteligencia: gobernar controlando todo el poder de la información y lo que de ello se da a conocer. No en vano Internet es fruto del Pentágono, y todas las tecnologías basadas en satélites, han sido ante todo militares y su objetivo es el totalitarismo.